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MADERA
La madera es una sustancia de consistencia dura y resistente que constituye el xilema y floema (tronco) de los árboles y que el ser humano ha utilizado durante miles de años como combustible, material de construcción, para la elaboración de herramientas de trabajo, muebles, juguetes, instrumentos musicales e infinidad de cosas más.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Respecto al estado de Michoacán, encontramos en la historia que la carpintería purhépecha destacó en transformar creativamente los árboles disponibles en su entorno, elaborando construcciones de vivienda, muebles, juguetes y vihuelas (instrumento musical parecido a la guitarra, muy en boga durante el siglo XVI).
En cuanto al área de construcción, el oyamel era la materia prima para hacer tablas y tejamanil. El tejamanil es una tabla delgada que se usa como tejo para fabricar techos, que mide "nueve pies de largo y un palmo de ancho". Un pie en esta cultura equivalía aproximadamente a veintiocho centímetros y un palmo era igual a veinticinco centímetros, por lo tanto, un tejamanil mide aproximadamente 2mts. Con 50 cm de largo por 25 cm de ancho. El tejamanil se sacaba con mucha facilidad: "derribado el árbol y hecho trozos del tamaño que han de ser las dichas tablas y texamaniles, a dos golpes de hacha salen de largo a largo. Sácanse de un árbol diez y quince carretadas de texamanil y más". Este elemento era insustituible en las construcciones purépechas, debido a esto, a finales de los años 1500 se afirmó que "es buena granjería en todas las Yndias de esta Nueva España, porque entablan con ellos los terrados [techos] y sombreados. Téchanse casas e ingenios de minas y en provincias hay que no se cubren las casas con otra cosa en lugar de teja".
“El oficio de tejamanilero ha estado asociado al bosque michoacano y se puede afirmar que esta manualidad ha corrido la misma suerte que la flora; se incrementó o decreció a medida del uso racional/irracional del árbol”.
Hacía en año de 1792, todos la mayoría de los pobladores de Tupátaro se dedicaban a la hechura del tejamanil y lo vendían en diversas "poblaciones extrañas” y así lo distribuían a la región purépecha. Los tejamanileros realizaban su oficio conjuntamente con actividades agrícolas en pequeña escala, sembraban trigo y maíz, pues "sus tierras son delgadas y muy pocas", sus terrenos eran muy reducidos "hasta para el acopio del tejamanil, que es principal renglón de su industria, tienen que ir a cortar la madera a los montes de Tacámbaro, pagando [...] por el usufructo 50 cargas anuales". ‘En Comachuén se ocupaban en labrar tejamanil y tablas; además, cultivaban sus manzanos y sembraban maíz y trigo en porciones escasas. En Turíquaro labraban tejamanil y tablas, cogían yesca, colmeneaban y sembraban escasas porciones de maíz por tener tierras’ "muy delgadas y poco útiles"
Con el establecimiento del dominio español, el trabajo en madera que realizaban los purhépecha se transformó y llegó a ser casi meramente de carpintería. La actividad se desarrolló en torno al eje volcánico y en especial en la Meseta Purhépecha. “En 1580 se informó que en Tiripitío de los robles y encinos hacían muchas carretas, arados y otras cosas" que les servían para cultivar la tierra, pizcar y almacenar su producción agrícola. De los pinos hacen muchas tablas para las casas, puertas, cajas, escritorios, escribanías, mesas y artesas”.
Se tienen noticias de en Pichátaro, en 1792, la gente se ocupaba "en cuidar sus huertas, sembrar en tierras propias maíz y trigo y trabajaban en el oficio de carpintero”. Asimismo, en Angahuan, Corupo y Capacuaro se encargaban de hacer cajones y en sembrar maíz y cuidar sus perales. “En Cuanajo todos eran carpinteros y hacían cajas que vendían en Cocupao (hoy Quiroga), allí los naturales pintaban las cajas de vivos colores; además hacían camas que llevaban a vender a Valladolid. Cocupao también se caracterizó por la elaboración de bateas. En Sevina, Quinceo y Arantepaqua se dedicaban todos a hacer fustes y sembrar escasas cantidades de maíz porque” (cita de quién) "las tierras son muy delgadas e ingratas". En Cocucho se ocupaban en "hacer pequeños tornos y con herramientas convenientes" hacían "cuentas de rosarios de cierta madera fina que van a buscar a Tierra Caliente y llaman Tanpinziran"; las cuentas de los rosarios se pulían cuidadosamente "con un palito de la misma madera y un pedazo de gamuza", se ponían muy lustrosas; los oficiales estaban "tan diestros" que concluían "en un día el surtido de seis rosarios".
Como sabemos en la historia desde esos tiempos, los carpinteros de Paracho se ocupaban en hacer vihuelas, violines, guitarras, sillas, taburetes y algunos otros muebles domésticos "todos groseros", además, la carpintería y la ebanistería eran combinadas con la siembra del maíz. En Zirosto se distinguían por hacer bateas, en Uruapan hacían y pintaban jícaras, cajas y bateas, mismo que eran llevados a vender en Pátzcuaro y Valladolid, hoy Morelia.
El carbón fue un combustible básico en la época colonial, el de alta calidad calorífica se sacaba especialmente del encino, otros tipos de menor calidad procedían del pino y del ocote. “El carbón se utilizaba en la fundición de cobre en Santa Clara del Cobre, en donde se "producían toda clase de vasijas útiles para el uso doméstico". En Opopeo y en Santa Clara hacían carbón, sembraban maíz y trabajaban de "operarios en las funciones de cobre",24 en las haciendas inmediatas. Los nativos fueron presionados por los hacendados y abandonaron las tareas agrícolas y para subsistir movieron las manos en el uso del hacha. Los purhépechas produjeron carbón en cantidades increíbles, suficientes para fundir a gran parte de la plata que salió de la Nueva España, en especial de Guanajuato y Zacatecas, los principales productores”.
El carbón era igualmente utilizado por los alfareros y productores de cerámica. En Tzintzuntzan por ejemplo, los habitantes fabricaban loza ordinaria, vasijas y guajes domésticos, los cuales se "consumían en toda la provincia" y en los pueblos de los alrededores. A su vez, en Cocucho las mujeres se dedican a la fabricación de ollas y cocuchas, en esta área de la Meseta Purhépecha la actividad se caracteriza por ser exclusiva del género femenino.
En esta misma área de la Meseta Purhépecha, se colectaba y transformaba el añil silvestre (arbusto leguminoso del cual se saca una pasta colorante azul violeta), mismo que después era depositado en canoas, lo humedecían hasta que se comenzaba a descomponer y lo batían constantemente hasta lograr una pasta del tinte; el producto era luego llevado y vendido en Pátzcuaro “en pedazos de medio real cada uno”.
En la época actual los carpinteros y artesanos que trabajan la madera, viven los cambios trascendentales del ejercicio de su oficio; saben de la existencia de las innovaciones tecnológicas aplicadas a la madera y de la aparición de nuevas herramientas de trabajo que no sólo facilitan su labor sino que la hacen más rápida y eficaz, lo cual les implican sufrir con una competencia desigual frente a su oficio aún artesanal, un ejemplo claro de ello lo encontramos en las famosas guitarras de Paracho, elaboradas con manos que cuidan su acústica y buen sonido, frente a las guitarras chinas, que aunque con mala calidad acústica, están hechas en por maquinaria en serie, lo cual las hace muy accesibles al público en general, mismo que desafortunadamente no siempre sabe distinguir una de otra.
LUGARES DE PRODUCCIÓN
Paracho
región purhépecha
Zacapu
Tupátaro
Comachuén
Meseta purhépecha
Tiripetío de los robles
Tzintzuntzan
Pichátaro, Angahuan, Corupo y Capacuaro