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¿QUE ES ARTE POPULAR?
El arte popular es el conjunto de obras realizadas por individuos fuertemente arraigados en la relación estética de su comunidad, obras en que casi siempre se une una finalidad estética -o sea el deseo de satisfacer una necesidad común de formas, colores, armonías, expresiones- con un objetivo práctico, utilitario. Con frecuencia este objetivo práctico es muy sutil, como lo es por ejemplo el mágico o el religioso: en tal sentido, son prácticos o utilitarios tanto una vasija decorada y un vestido bordado como una máscara, una escultura ritual o una danza de pubertad. Las obras de arte popular siguen modelos generales cuyo origen se pierde en los principios de la tradición; por ello son aceptados por una comunidad como íntimamente suyos, ya que constituyen, junto con la lengua, el mejor símbolo de su identidad como grupo. Y esta identidad es fundamental, como veremos más adelante. El arte popular responde a la necesidad de adornar los objetos y las actividades de la vida diaria y con mayor razón los correspondientes a ocasiones especiales, como son celebraciones religiosas y sociales y toda clase de fiestas.
Un rasgo típico del arte popular es que su autor no ha asistido a una academia culta donde se prescriben ciertas técnicas y ciertos ideales a seguir, y donde los maestros tienen conocimiento de los movimientos artísticos de otras partes del mundo y desean ser modernos, estar al día y, cuando se trata de los de mayor talento, aun señalar el futuro para el arte mediante innovaciones y creaciones personales que la mayoría de las veces causan escándalo en su sociedad (a estos maestros innovadores se les conoce con el nombre de vanguardia). El artista popular, en cambio, se forma en su comunidad, que es por lo general más bien reducida si la comparamos con la nación moderna, y es fundamentalmente conservador. El ser conservador no significa que se repite una y otra vez, una generación tras otra. Muy por el contrario: a diferencia del artista culto, académico, el artista popular no copia clichés: sus modelos tradicionales son, más que formas determinadas, ideas abstractas que le permiten el despliegue detona su imaginación en las obras que realiza. De lo dicho se pueden deducir varias otras ideas. Así, por ejemplo, ese apego a la tradición y esa identificación con su comunidad hacen que el artista sea muy bien conocido dentro de ésta, pero no fuera de ella, ya que no firma ni necesita firmar sus obras para ser reconocido en su propio ambiente. Por lo tanto, se mantiene en el anonimato en la inmensa mayoría de los casos. No porque carezca de nombre: repetimos que es conocido y respetado entre los suyos. Pero ¿quiénes hablamos de arte popular? ¿Quiénes lo aceptamos o lo rechazamos, lo comparamos regionalmente y lo tratamos de explicar? Precisamente las personas que pertenecemos al sector "civilizado", "culto", "moderno" de nuestro pueblo. Y en medio de nuestra sociedad nacional y hasta internacional, donde el reconocimiento del individuo se establece mediante el uso de la escritura (la firma de una obra, la publicidad en carteles, los artículos y libros sobre un artista), el creador popular individual desaparece en medio de tantos creadores individuales de su comunidad que siguen los mismos modelos tradicionales. Esta tradición común hace que sus obras se parezcan, ya que por ejemplo los alfareros pintores de Ameyaltepec (Estado de Guerrero) usan el mismo barro, la misma técnica de cocido, los mismos pinceles, los mismos pigmentos ocres y, también, los mismos motivos de adorno que son comunes a la tradición de esa zona sur-occidental de México. Un hecho, más que una idea, que deriva de todo lo anterior, es la incomparable espontaneidad, frescura e ingenuidad que se manifiesta en la obras de arte popular, rasgo éste que en buena medida se debe ala intelectualización del proceso creador por parte del artista popular. Conviene señalar en este momento, que varios autores que estudian el fenómeno del arte popular, distinguen entre arte primitivo y folklore o arte popular propiamente dicho. Más adelante trataremos sobre la palabra folklore; por ahora deseamos aclarar el punto referente a la supuesta diferencia entre arte primitivo y arte popular. Según esos autores, arte primitivo es aquel que surge en las sociedades analfabetas o precivilizadas; es el arte primordialmente simbólico, no decorativo. Así, el arte primitivo sería tanto el de las antiguas culturas que carecían de escritura (el arte paleolítico, el arte neolítico, el de la edad de bronce y del hierro), como el de las culturas modernas que, sin escritura, viven al lado de las grandes civilizaciones (grupos indígenas de América, aborígenes de África y Oceanía). En cambio, el arte popular o folklórico sería el que se da como arte inculto dentro de las masas populares de una civilización moderna, casi siempre como mezcla de tradición y adaptación del arte culto en forma degenerada, y con una función puramente decorativa. Teóricamente, y a veces en la práctica, podemos distinguir entre esas dos manifestaciones. Especialmente al tratar de sociedades que se han conservado al margen de la civilización, por un lado, y de las sociedades altamente tecnológicas, por el otro, nos resulta fácil reconocer, por ejemplo, que en las primeras un círculo es el símbolo del sol, una curva sinuosa el símbolo de agua, tres líneas verticales el símbolo de tres hombres, mientras que en las segundas esos mismos elementos tienen como única finalidad la de decorar geométricamente algún objeto. Sin embargo, en nuestros días es ya tal la influencia que ejercen las grandes civilizaciones modernas en los grupos marginales apegados a su tradición que ya difícilmente podemos decir, con seguridad, si una máscara de Angola es efectivamente un símbolo mágico o sólo un objeto en que el tallador quiso expresarse a sí mismo y mostrar su destreza y, quizá, venderla a un viajero: lo mismo sucede en la América indígena: ¿cuántos de los cuadros de lana de los huicholes siguen conteniendo símbolos de los que es consciente su autor, y cuántos no se seguirán utilizando porque son la tradición, pero que perdieron ya su contenido hasta llegar a ser meros ornamentos? Si la distinción entre arte primitivo y arte popular tuvo su razón de ser, hoy la está perdiendo día con día hasta que, con toda probabilidad, arte primitivo y arte popular se fusionen totalmente en un solo arte. Nosotros nos anticipamos a ese fenómenos y llamamos arte popular tanto al "primitivo" de los indígenas mixes en Oaxaca o de los lacandones en Chiapas, al mestizo de Acatlán (Puebla) y de Tonalá (Jalisco). Con todo, debemos reconocer que como norma tiene mayor fuerza expresiva la obra que ha sido hecha por un miembro de una comunidad menos influida por la civilización que la de un artista cuya comunidad se ha visto obligada a aceptar el influjo de las ciudades.